Escenas de la vida cotidiana
Contar lo cotidiano puede parecer innecesario, superfluo, redundante. Pero también puede ser un reto enorme que muchos asumen, como Carver y Sallinger.
Cada uno a su manera, es cierto.
La nostalgia de los años dorados se hace presente en la narración de Sallinger, recuerdos de una infancia feliz, nostalgia y melancolía de los buenos tiempos, pero sin embargo esta presente la amenaza de que en algún momento la tragedia se puede hacer presente. Seymour fue un chico normal, tuvo sueños como cualquier otro. Pero la guerra los trunco como lo hizo a cientos como él. Así, sin expectativas, sin un futuro entra en agujero donde después terminar con los demás sólo queda extinguirse.
Carver nos muestras postales de la vida cotidiana, una reunión de amigos, una discusión familiar, cosas de todos los días, cosas triviales. Sin embargo se las ingenia para crear tensiones donde pocos sólo verían abulia. Un dejo de desencanto recorre a sus protagonistas, preocupados por lo existencial, por eso que nos atraviesa a todos sin distinción: la vida diaria.
Ambos, como otros de su generación trataron de reflejar lo quedo cuando el sueño americano se había roto. No era necesario buscar grandes hazañas para escribir grandes relatos, estaban a la vuelta de la esquina, tal vez en una playa abrazando a una nena, en bus lleno de niños o tan solo en una discusión familiar.
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